Ragdé... el corazón frágil

Su corazón era débil después de tantas heridas y puñaladas.

Era un ser mítico pero con un corazón frágil ante los embates del defecto más grande de los seres humanos... el amor sin medida. Una noche lo encontré en cerca de mi planeta, su altivez y arrogancia disiparon la intención de conocerle. Por los caminos de estrellas escuchaba historias de sus hazañas con otros seres mágicos, y legendaria se hizo mi forma de verle, como alguien tan lejano.

Pasaron muchas lunas, y casi los mismos amaneceres, cuando descubrí que tras de aquella máscara de alegría se escondía un dolor muy profundo; de vez en vez, lloraba por las noches y escuchaba su eco a mucha distancia... Otra noche lo hallé y sus ojos me reflejaron la desesperanza que su gran corazón en mil pedazos reflejaba.

¿Yo?, bueno ...... yo pasaba las tardes recorriendo el universo, por paisajes de nebulosas, estrellas, planetas y auroras boreales, y caí en el hoyo negro del desamor y el hastío me llevó un día a refugiarme en mi sitio y hacer una caparazón para defenderme de la inclemencia del tiempo, cuando llovieron cuchillos y la tierra se convirtió en agujas, el aire era denso como gas hipnotizante y las noches eternas sin más luna, sin ni una estrella, era un paisaje yerto, el sol se había enterrado en la arena para confundir su color.

Ya no había vida en este refugio, me encontraba sola y buscaba con la mirada una luciérnaga que me hiciera parpadear y darme cuenta que seguía viva.

Una de tantas eternas noches, un pánico inmenso me atacó, yo desesperada grité y me quedé meditando en la nada, y es que ya no sentía el corazón, ni tenía fuerzas para seguir luchando por el dolor. Aterrada me levanté en silencio, y mis ojos de repente se cegaron pues había un orificio en el refugio que dejaba escapar un diminuto rayo de sol... Mi angustia crecía, hacía más de 400 días que el sol no se asomaba, abri la puerta salí y el eco de las voces me hizo atemorizarme y cubrirme, de pronto, me di cuenta que el caparazón no existía, y mis manos de nuevo estaban libres pero no para luchar, y agachando la mirada, vi mis pies sin llagas y un sonido intermitente y tranquilizador escuchaba muy en el fondo de mi cuerpo... era como un reloj, un tic tac que creí sonido olvidado; ¡Era mi corazón latiendo!. La respiración se hizo desesperada y la voz se hizo escuchar, temblorosa mi cara pudo hacer un gesto y sin creerlo volvía a sonreír, y me dió tanto aliento... que no pare de carcajear toda la mañana y tarde.

Me inspiraba sentir la tierra en mis pies, las agujas no estaban, no llovía, por la tarde un rocío de agua dulce y tibia cubrió mi cara y el sol hizo el amor con una nube y el arcoíris me recordó como era el color azul de mi universo.


Ya había olvidado a aquel ser mitológico y de luz que conocí un día, hasta que riendo y reconociendo de nuevo mi espacio, me encontré con alguien que contaba de él, supe inmediatamente a quien se referían, Ragdé era su nombre, fuerte, regio, pero tan débil de su corazón arrítmico, que el miedo lo atacaba algunas de tantas noches. Supongo que el miedo no era a morir, si no a que nunca sanara y toda la vida cargara con su corazón en pedazos.

Ya entrada la noche me dirigía al refugio, y caminando lo ví tras de su máscara de sonrisa y me acerqué porque su corazón quería sobar, le hablé del camino con agujas, de la lluvia de cuchillos y él poco a poco fue accediendo a sonreír sin la máscara.

No hay noche en la que no mire al cielo, y que no le pida a mi estrella fugaz que le envíe hasta su lecho una mañana de sol, para que le consuele el frío de la ausencia en su corazón. Y también un día mandé una carta a la nube que hizo el amor con el sol, para pedirle que me permitiera invitarle a mi mundo y abrazarlo fuerte cubriendo su pecho del dolor y regalarle mis sonrisas aunque fuera un sólo día.

Hoy apenas regresó él a su mundo, Ragdé busca su cobijo, quizá nada ha cambiado, ya no tiene máscara y me ha sonreído, vino de visita a mi planeta. Se que aún le duele y busca alivio, se que no olvida a quien le partío el alma y le apuñaló la vida y le rompió el corazón; ¿Yo?.. yo me tatue el contorno de su boca, por si un día decide usar la máscara de nuevo, fotografié sus ojos y conservo sus miradas, me quedé de recuerdo mil besos y sus manos que me parecían de un guerrero, hoy me parecen arte, su piel la percibí tersa y me regaló su aroma que enfrasqué al lado de las frases lindas para el momento perfecto. Su cabello hizo el camino en el laberinto de su cuerpo y su respiración llego a mis oídos y la convertí en suspiros, y tracé en su espalda la figura del silencio y mis susurros quedaron perpetrados en el eco de mi universo.

Mientras su canto se aleja, aunque nunca vuelva, aunque siempre se duela de su desdicha, aunque no cante para mí, ni al oído me hable ya es una historia más en mi libro de fantasías. Hoy viaje montada en un rubí gigante, rojo incandescente cubierto de flores azuladas, de magia del momento, del hoy por el hoy sin pretender mañana, sin pensar en nunca y siempre. No me importa su débil corazón, le cobijé con mis alas y le mande en una botella un mensaje, la tiré a la mar para que me regale una sonrisa...El mensaje lo escribí cuando la luna empezaba a renacer en mí y decía:

Hacía mil lunas que mis labios no hablaban con besos, ni mis besos acariciaban una silueta tan fuerte y frágil a la vez, ojalá no pienses más seguido y descubras que mil lugares aún esperan descubrirse cuando tú los encuentres. Grábate mi silencio y mi sonrisa, la mejor respuesta a tus miedos, visítame en mi planeta o al menos recuérdame a lo lejos...Everybody gotta learn sometimes...




1 comentarios:

Mizty dijo...

hola!

muy buenas nochez =)... bueno pues solo pasaba a saludar.. he estalo leyendo varias cosas que has publicado y me han parecido interesantes y buenas.. hacen reflexionar o recordar jejej... bonitas palabras.. bueno espero que este muy bien y ojala podamos estar en contacto.. noz vms kuidate saludoz