...Un martes por la tarde

Yo se que no existe nada, pero permíteme seguir soñando.

Yo se que estos labios no te besarán jamás, se que nuestras bocas no encontrarán la posición perfecta de la sintonía del amor. Se que tus manos no van a tocarme con deseo ni pasión, porque sí, ya me he repetido muchas veces que esto es un error.

Estoy latiendo en el corazón de la persona equivocada, he errado el camino hacia el gozo eterno, aprendí a mirarte como un ave en vuelo que podría aterrizar en mi lecho y abrazarme en noches como ésta, en que el tempano de hielo llamado soledad recorre mi pecho y se va deshaciendo, moja mi cama, cristaliza mis lágrimas y me recuerda que no podrás estar ahí para cobijarme ni para con tu aliento sofocar el frío que se siente por dentro.

Quizá no lo sabes, quizá una vez más lo ignoras, talvez no te atreves a aceptar ver mis ojos brillar cada que te encuentras frente de mí, o prefieres disfrazar con tus gestos la reacción que tienes cuando me sientes temblar con tus abrazos, cada que tu mejilla roza la mía. Evades mi sonrisa nerviosa, ignoras mis gestos de auxilio. Prefieres no darte cuenta de que me faltan las palabras cuando nuestras miradas se cruzan y tu no respondes.

Me detienes el reloj interno cada que haces algo por encontrarme, respiro agitada cada que la hora de vernos esta por suceder, antes de entrar al lugar de siempre seco mis manos con la ropa para que no notes que estoy nerviosa con tan sólo poder tenerte cerca en un mismo lugar.

Me mata tu inteligencia, múltiples coincidencias, divergencias perfectas que complementan mi esfera, tan profundo como el más poeta y tan mundano como el más cualquiera. De voz excitante, de pláticas eternas gratificantes, temas diversos, gustos desiguales, parecidos reconfortantes. No me importaría hacer el amor contigo en el lugar más insipiente o los jueves por la noche tras la cochera de algún vecino. De tus días pediría sólo dos horas, se que tu agenda está saturada de nombres en donde no estoy programada.

Antes de que te olvide, bésame por la tarde, acariciame por la noche, regalame un día de tu vida para hacernos los más complices, guarda una sonrisa para disfrazar la despedida, pero tócame un miércoles de tu vida, la semana está llena de sorpresas, el martes sería perfecto para llevarte a mi mundo, olvidar la ensalada y sólo comer frutos prohibidos.

Cuéntame de otro libro, un viernes antes de las 7, podemos fantasiar un sábado de madrugada al ritmo de mi corazón que baila y baila cada que siente tu mirada.

Guárdame un acorde musical que al ejecutarse me hipnotize ¿qué tal el domingo por la noche?, para evitar tu ausencia hasta otro día que vuelvas a encontrarme, queriendo olvidar los lunes pues un día así, decidiste conocerme más allá del saludo y yo como tonta me puse a caminar por el sendero del enamoramiento... quiero caminar y que me encuentres volando cerca de tu espalda, buscando esas alas para invitarte a dar un paseo ¿qué tal el siguiente martes?.

Ya no quiero bajarme de la nube, prefiero seguir soñando hasta que no respire y así no sentiré el desaliento de que no estés a mi lado nunca.
Los días de la semana pasarán y ni tu me diras que si te gusto, ni haremos el amor en el garage, ni nos besaremos en la hora de comida, ni cantarás canciones para mí, ni llegará ese viernes que te invite a volar y te robe un beso y me sonroje, pero lo respondas.

Dedícame uno de esos días que destinas para ser amado, te juro que me entregaría completa, sin mentiras, sin reservas, haríamos el encuentro perfecto, te llevaría a la luna, en simbiosis respiraríamos, seríamos uno.

No quiero despedirme del anhelo de estar contigo, de pasar desapercibida en tu mundo. Ayúdame a olvidarte o a amarte, la esperanza la acuné en mí desde el martes que me enamoré de tí, quizá fue un accidente.... pero esta vez no quiero llegar tarde a la cita con el destino. ¿Platicamos mañana?




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