... Un beso

Recuerdo tan sólo hace unos días como el tenerte cerca era nada más que una vivencia cotidiana, tomaba tus palabras como insinuaciones del "Don Juan" que siempre has querido ser.

El primer encuentro... ¿Cómo fue?. Divertido en primera instancia, nos acercamos en el auto a las inmediaciones de la nada, apenas nos estabamos tocando y la fuerza magnética ya nos estaba atrayendo, impacientes las estrellas conspiraron para decirnos que aún no era el momento. Al siguiente día ya sólos por completo pudimos dormir una noche entera sin siquiera tocarnos, tu aroma lo percibí hasta debajo de las cobijas, supongo que mis miradas atravesaron esa espalda que me dabas.

Creímos todo olvidado, hasta que un día el número dos en la lista de los encuentros desafortunados hacía su aparición, después de la fiesta ¿lo recuerdas?. Brindando hasta por la noche misma nos abrazamos en el asiento trasero del taxi que nos llevara hasta la puerta del primer beso. Apasionado sí, pero sincero no lo sentí. Del primero siguieron muchos, hasta que ahora la luna nos decía que el día ya llegaba, que quizá no era el momento de hacer presente al romance, en la puerta nos despedimos, vi como te marchaste con desaliento y mucho deseo que fuiste dejando a cada paso de camino hasta tu casa.

Tuvo que haber una tercera y dicen que esa es la vencida, y no venciste tu ni yo, vencimos ambos las conspiraciones del universo, que esta vez trazaron el plan perfecto para unirnos en ese encuentro de besos, caricias y deseo.

Te tome de la mano y te invite a llegar hasta el soneto de mi poesía extensa, te lleve a pecar en el paraiso terrenal, te invite a mi jardín secreto, te entregue la llave que abre mi mundo de sueños repleto, bese tus labios sin decoro, gemi melodías angelicales, me abracé a tus muslos de hierro, me hice una contigo tras una pared de secretos. Alzé la voz para gritarte que no acabara, abrace tu cuerpo tembloroso para sentir el sudor salado que causo este encuentro.

Y cuando pensé que no habría más, que esto había sido un fugaz y excitante momento, te encontré de nuevo en la sala de mi casa esperando, fue un día largo esperando a que la soledad se hiciera nuestra única complice de éste nuestro secreto...

Estaba a punto de entregarme a los brazos del ensueño, cuando apareciste de nuevo en mi ventana, vigilando que nadie se apropiara de tu espacio ni cuando duermo.

No hubo muchas palabras, hubo más bien muchas corazonadas, no necesitamos decirnos nada, las cosas se fueron dando, una vez más me sentí asfixiada y corrí a tus brazos para darme el oxígeno de tu cuerpo, tu me esperabas ansioso, mientras besaba lugares sensibles y tu gozabas. Era la hora de que el reloj se detuviera y al vaivén de tus palabras que se hacían melodía, nos embarcamos en el viaje extenso del gozo sin remordimientos.

Esta vez pude decir, ¡Me encantas! con voz entre cortada, tu respuesta fue una serie de besos incontrolables y la busqueda interminable del sabor divino del placer fundamental. Recorrí tu espalda queriendo encontrar la fuerza de donde tu cuerpo se movía con esa sagacidad, encontre miles de universos pequeños sobre ella, pequeñas pecas en tus hombres me hicieron recordar, que sólo seres especiales las pueden portar. Cada una de ellas representa un sueño y alguna de ellas tiene el don de hacer al que las lleva un experto para hacer gozar...

No me equivoque... el reloj tampoco; llegó la hora de despedirte, en esa puerta donde una vez no hubo más de un beso, y hoy hay más que eso, pero ante los demás, sólo eso... un beso

1 comentarios:

°*° TeSSaLo °*° dijo...

No maaaaa!!!

Inche vieja kiero un hijo tuyo!!!! jajajaja

Ay vieja, ke te puedo decir? me encanta como escribes y lo sabes, nunka lo dejes.

Aigloviuuuuuuu =*