Uno como cualquier otro..

A veces cuando está dormido, lo observo detalladamente, lo recorro con la mirada hasta aprenderme su silueta. En ocasiones, mis manos temerosas lo van palpando lentamente siguiendo el ritmo de la respiración.
Francamente, lo prefiero despierto, remarcando algún comentario sarcástico o quizá perdido en un libro de esos que acostumbra leer por las noches.
Me he preguntado ¿en qué consiste su gusto por leer de madrugada? Creo que se siente dueño de su propio universo, protagonista de mil historias de ficción las que le permiten evadir su presente tan solitario en el que no sólo tiene el papel principal sino también los secundarios.

Ya esta rozando los 40 años, es de complexión media, cabello lacio, ojos profundos y oscuros, las marcas de la edad en su cara empiezan a ser evidentes, pero el sentido del humor nunca lo ha perdido. Comenzó a tocar la guitarra desde muy pequeño, para acompañar esas noches que ha pasado solo.

Su vida es netamente nocturna, lo mismo canta, toca o bebe, le gusta la cerveza fría y la buena música, estudió filosofía, así que es amigo inseparable de los libros y sus historias. Ha viajado a muchas partes del mundo gracias a la literatura, a modo de sopista o juglar ha sobrevivido en los demás países.

No me explico aún porqué es tan reservado, nunca expresa lo que siente, está por convicción y sus actos son, según él, el reflejo exacto de sus pensamientos.

Cuando lo veo dormir, me pregunto qué dolor tan grande le dejó esas cicatrices que lo hacen ser tan recio. Nunca dice un “te quiero”, pero cuando de amor se trata él lo da sin palabras.

Atrevido, sincero, pensativo, intrépido, testarudo, necio, noble, carismático, a veces hasta amable. Es un hombre al que la soledad se lo está comiendo, le ha consumido ya por casi 40 años y puede acabar con él.

No se si estaré otro amanecer ahí para despertarlo y robarle una sonrisa, sólo se que debo tatuarme cada respiro abrazada a su cuerpo, ya que no puedo retrasar el efecto del reloj que lo acerca a su realidad cotidiana de ser un ser más que camina por la calle sin nada, sin nadie y que sólo espera cruzar la puerta de la biblioteca para dominar su mundo que a sus pies le esta esperando y donde yo no tengo un personaje.

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