50 soles

Y es que parece hasta canción... despertar día a día con el sol de una mirada...

No ha pasado más que el tiempo justo para que la cuenta regresiva se haga inminente enemigo, ante el abismo que se abre justo a la mitad de su camino, cuando las dudas quedan para más tarde y los momentos mágicos han hipnotizado hasta los rizos de su cabello que vuela con el viento en varias direcciones. Decidir el territorio a conquistar, ha sido la lucha cotidiana, mientras la buena suerte aboga por sus almas.

Se ha perdido la cuenta de los amaneceres intensos pues no recuerdan alguno que no haya sido así. El miedo no les permite decir palabras de aliento para que aquello que flota en el aire no crezca, ese sentimiento implicito ante sus ojos, que han preferido mantener cerrados ante el embate de lo incierto, ante la posibilidad de un mañana, que no estaba marcado en el libreto.

Y es que nada más de imaginarlo volé contigo hasta tus recuerdos... Memorizo el brillo de tus ojos y diferencío cada gesto tratando de no dar a notar más de lo que ha sido contado. Y me sonrío contigo, y me vuelvo tu cómplice y me imagino verlos tomados de la mano y sosteniendo el idilio, hasta que el último día se despidieron, sin saber el rumbo nuevo, con la noche a cuesta para regresar al vivir diario, que sólo evoca los recuerdos.

Y te comprendo, tenerle lejos es el peor tormento después de la simbiosis, después del sentimiento. A ambos se les ve caminando en sus rumbos sólo con el brillo de sus ojos y la sonrisa nerviosa de recordar cada momento, haciendo casi inutil tratar de esconderlo. En su lucha diaria por negarse a despegar del suelo y echarse a volar sin miedo.

El amor inspira, y no se de dónde he supuesto que es amor, al menos eso me parece a mí, y estas líneas están dedicadas a tu historia, a tu vida, a esas noches eternas, interminables, a tu sonrisa, a tu cabello volando en la misma dirección de su encuentro. Dedicadas a la magia que irradias cada vez que con el pensamiento diriges la mirada a ese cielo que contemplaron juntos, a las estrellas que no fueron sólo su guía sino las cómplices perfectas de su locura, de su osadía. Con todo mi homenaje al valor de no quererle dar una explicación y sólo vivirlo...

Te acompaño en tu intento para minimizar la distancia, para hacer como que no le extrañas, espero darte aliento para que continúes, para que tus pies dejen de tocar aunque sea un instante el suelo. Si caes, aquí estan mis manos esperando amortiguar... siempre y cuando no decidas pensar en lo que pudo haber sido...

La distancia no es nada, cuando un sólo día, el mejor día de tu vida ha durado más de 50 soles con sus lunas cobijando...

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