Extrañar....

Que la noche esta fría, y me hace falta tu esencia, es verdad. Que mis labios están secos y que no entiendo por que el bálsamo que creí divino y que disfrazaba el cianuro que me diste a cuenta gotas me hace falta para mantenerme en mi viaje mental de éxtasis contínuo, contigo.



No excede definiciones cuando digo que el brillo de mis ojos se perdió, cuando la desesperanza me acurruca entre sus brazos, viendo cada amanecer más, sin sentido, sin rumbo, probando otras lunas a través de otros ojos en los que no encuentro la simbiosis de miradas que nos hizo un día centrar nuestros mundos a tí y a mí.



La vida errónea de excesos intactos, de bromas macabras, de silencios asesinos, tu olvido que me aniquila busca refugio en la sonrisa que quiso despertarte día a día. Claro es que duele, pero claro también es que el dolor me ha dado fuerza para empezar a sentir rencor, de ese que carcome pero que no mata más de lo que tu pudiste hacer ya.



Hoy no falta coraje para odiarte, falta querer odiarte, ya no sobran lágrimas, faltan para compadecerte por que no estás conmigo, por que perdiste mi sonrisa ingenua y sincera, por que acabaste con la nena tierna, por que el azul etéreo de mi cielo se ha cristalizado para no dejarte bajar de la nube de recuerdos.



Quiero besarte, pero deseo odiarte, quiero golpearte y acariciarte al mismo tiempo, no podré olvidarte, dejaste en mí las cicatrices más profusas y las más difíciles de borrar y con el tiempo no he podido... ni odiarte un poco más por tus verdades a medias y tus deseos inhibidos.



La vida se construye de momentos, de búsquedas, de amoríos de probar y probar los labios de alguien que al simple contacto te lleven a viajar por el universo, y es que las estrellas se alinean para hacerte sentir el mundo lleno de alegría por encontrarse dos almas en sintonía.



Contigo me conecte a la perfección, hasta el menor gesto me hacía temblar de alegría o de euforia por creer que lo que tu me dabas era lo que nunca tuve, y lo que seguro nunca más tendría, hoy no lo se, no recuerdo ni como me miraban tus ojos con amor, sólo tengo esa sensación de sentirme cálida por las tardes y en la noche de ensueño por las mañanas, los días me sonreían, en las noches me acariciabas, te entregue el alma tierna, te entregue la mujer apasionada, el espíritu insaciable, el cuerpo temeroso y mis suspiros agitados que entrecortados te decían un te amo inusitado, un te quiero de alegría y un nunca te vayas de mi vida...

Hoy sólo tienes para mí desprecio, y un gesto de apatía, nada de sonrisas ni caricias y extrañas a un fantasma, al que culpas de tus necesades, a quien le achacas la soledad y el mal humor, quien dices no te deja concentrar en tí ni en nadie más...

Deseo que un día lo olvides, que encuentres en tus recuerdos la cuerda para que te saque de tu abismo, mañana me reiré del sufrimiento, ojalá un día tu te rías de tu terrible soledad.



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