Crónica de un adiós en 45 minutos

Hoy he decidido terminarlo todo, te cité en el lugar de costumbre, el mismo pretexto de siempre para verte y que pienses que no acoso tu soledad que disfrazas de libertad plena.

4:45 p.m.

No has llegado, veo el reloj y mi corazón palpita cada vez más rapido mientras me muerdo el labio inferior por un lado, no dejando nada del brillo labial que alguna vez disfrutaste.

Creo que mejor me resigno, presiento que no vas a llegar y cuando te llame me diras, ¡perdón! se me olvidó. Y yo me enojaré, de nuevo llegaré hasta la puerta de mi casa llorando, abriré y alzaré la mirada con los ojos mágicamente ya secos, disimulando que fue el día perfecto.

Quiero tomar las cosas con calma, la banquita del parque me invita a sentarme y meditar un poco mejor la situación, titubeo sí, se que no te gusta el olor a cigarro, pero que puedo hacer si aún me pones nerviosa cuando se que estás cerca. No debes tardar, el corazón ruega, la mente traiciona, no quiero irme como si nada hubiera pasado.

Las ideas corren, quiero ensayar el discurso, en silencio susurro cada palabra que voy a decirte. -Sí, la verdad no puedo seguir con esto ¿Sabes?, después de todo este tiempo ya no es igual, no siento lo mismo... Si, si claro existe el deseo, pero .... ya me cansé, ¿escuchaste? lo que me hacía estar a tu lado es el amor que siento por tí y que, claro, lo se... nunca vas a sentir tu por mí y no te culpo, jamás me obligaste a enamorarme, quizá si con los besos que me dabas al principio y que bueno, fueron desapareciendo.
Sí, es un hecho, me enamoraron tus besos, la primera vez que estuvimos labio con labio, no la voy a olvidar, ¿Recuerdas cuando me iba?, el motor del auto ya estaba prendido, bajéel vidrio para despedirme, te vi, nos acercamos y parece que subí al cielo, fue el beso más apasionado que pude haberte dado.

Cierro mis ojos y lo vivo de nuevo.

Al regresar a mi realidad, veo de nuevo el reloj, y me sonrío a mi misma, con un suspiro me recuerdo que hoy vengo a terminar contigo y no a recordarte lo mágico e increíble de tus besos. Bien, -pienso- seguiré ensayando la palabras del adiós.

Nunca hicimos un trato, ni acordamos ser nada... Bueno sí, amigos, solamente amigos, sólo eso. A veces parecía tan obvio, juntos todo el tiempo; ahora que reacciono, no puedo venir a terminar algo que nunca existió, creo que tomaré mis cosas y me iré. Peor ridículo no podría estar haciendo, el orgullo quiere levantarme y hacerme huír del lugar, mientras que el corazón parece ser una ancla que pesa toneladas y me hace imposible levantarme de la banca y salir corriendo.

¡Ahhhh! ¡Estúpida esperanza!, sí, ¡Estúpida y maldita esperanza! de llegar a creer que por fín vas a aceptar que sí sientes algo por mí, aunque eso no va a suceder por que no lo sientes. Se está acabando el cigarro, ni tus luces por el parque, temerosa volteo de reojo por sí andas perdido y no me encuentras, pero no, no hay nadie.

Cada vez tiemblan más mis manos, saco un chicle de la bolsa, y de nuevo me pierdo en el paisaje del árbol. ¿Qué decirte?... Pues en la cama eres fabuloso, sólo que eso de no ser muy creativo que digamos, esta pesando, aunque supongo que tú ni lo notas, no, no, no, -eso puede sonar muy agresivo para él; pienso-. Podemos decir que nuestros encuentros han sido gratificantes siempre, excepto esta última vez, que más por deseo pareció ser por obligación y sentí un gran vacío cuando no me dejaste acercar para sellar la noche con un beso, no te confundas -me dijiste-.

Y me puse a pensar, ¿hace cuánto que vivo mendigando una pizca de atención? porque no podemos hablar de cariño, porque terminantemente no existe -según tú-. En fín, me da rabia pensar todo lo que he querido hacer contigo y que me impido yo misma, por la sola idea de que puedas alejarte. Sí, no puedo negarlo, en un momento las cosas se fueron de control, no te voy a culpar, pero tampoco te voy a excluir de la responsabilidad.

Quiero mentalizarme y hablar de corrido, por que si te dejo hablar, seguramente dirás algo que alentará los reclamos y luego te daré la razón y acabaremos en el mismo lugar de siempre, desnudos dándonos las espaldas a la hora de dormir. La primera lágrima se escapa y prefiero que sea ahora y no frente a tí; Extraño tu mano sobre mi costado, recuerdo tu pecho haciéndole el amor a mi espalda, con caricias delicadas. Hace tanto tiempo que no sucede, que también he olvidado en que lugar fue la última vez que besaste mis hombros mientras yo deslizaba mis manos por tus caderas por tanto tiempo, que noches enteras nos parecían tan poco tiempo.

Creo que como cualquier ser humano, mi discurso quiere culparte de todo, y no es verdad, yo deje de sonreirte a escondidas por miedo a que se dieran cuenta, empecé a llamarte como una loca, cuando sospechaba que había alguien más. Y no, no me arrepiento de haber seguido contigo después de los mal entendidos, empecé a dejar de darle importancia a los comentarios, que si tú me hacías o no me hacías, esto, aquello, lo de más allá. Nada me importó con tal de verte de nuevo cruzar la puerta y poder seguir endulzando mis oídos con tus palabras, anécdotas. Si, me volví una loca, coleccionando tus fotos de cualquier lugar en donde las encontraba.

Me prometí no dejarte ir, porque te sentía sólo mío, así como tu me dijiste más de una vez con voz agitada y entrecortada que yo sólo era tuya, casi escucho el eco aquí al lado. Buscando un pañuelo para secar las lágrimas me doy cuenta que sólo han pasado unos minutos y que así pasara un segundo tu esencia se ha quedado tan impregnada en mí, que no necesito más tiempo para sentirte.

¿Hasta donde llegó mi obsesión?, no lo sé, a veces creo que te eres una parte tan grande de mí, que no quiero dejarte ir, ya no me imagino así, sin tí. Sin embargo, sigo en lo dicho, hoy vine a decirte adiós, y es definitivo, me he preparado para no doblegarme, aunque tampoco lo impedirás, así que no será necesaria ninguna falsa excusa para no volver contigo.

Caigo en cuenta, no importa si fumo uno, dos o cincuenta cigarros, no te voy a besar y entonces decido sacar la cajetilla, el encendedor y lo prendo. Volteo de nuevo a todos lados y veo un grupo de amigos entre ellos se abrazan y no puedo evitar pensar, cuanto extraño que me trates al menos como a una de tus amigas, sí, las que no tienen sexo contigo. Tanto tiempo sin darme cuenta que no nos abrazamos en público, por que parece que despertaramos juntos todos los días, el astío se volvió permanente, ya no existe el gusto por encontrarnos pronto.

El día que todo empezó, sentí tu abrazo tan sincero, un beso en la mejilla, tronado, esa fue la última vez que no sentí miedo de demostrarte mi cariño frente a los amigos. Después tormentoso era imaginar que me hicieras un desplante, no me he atrevido a abrazarte desde entonces.

Qué me paso, la seguridad se me fue al caño, la primera vez que te escuché decirle a tus amigos que por eso no estabas con nadie, para que no te jodiera. Creo que en ese momento debí correr, pero no pude, me faltaron las fuerzas para ponerme digna y no dirigirte la palabra, en fín, de eso ya hace muchos meses. Lo nuestro, si es que se le puede definir como nuestro, fue por episodios, encuentros casuales queme mantenían al borde de la agonía, miedo de no volver a tenerte en mi cama, dolor de no atreverme a decirte que el "San Valentín" lo quería pasar contigo. Ni un mensaje, ni llamadas, me hice la fuerte, de lo que no te diste cuenta, es que tan en pedazos me sentía que no podía ni mover las manos.

Pero se acabó, ya no más, si voy a sufrir, me voy derrotada, no pude mantenerte a mi lado, no pude domar tu lado difícil, no pude hacerte algo mío en realidad. Pero ya no importa, por que el amor que te tengo y lo mucho que aprendí a tu lado, me sirven para saber que el mundo no está ni estará a los pies de nadie y yo he decidido dejar tu mundo y empezar a reconstruir el mío.
Sin tí, claro, no va a ser lo mismo, pero te juro que haré lo necesario para amarte cada día menos, para jamás sentir odio por tí y sobre todo a mirarte como siempre tu me viste a mí..... como una amiga.

Ya no se disimulan, las lágrimas corren y corren, el cigarro no se ha acabado pero, se que no vas a llegar, y que de nuevo lloraré hasta llegar a la puerta de la casa. Por favor llega, que hoy me levanté con voluntad de decirte adiós, mañana no se si despertaré buscándote o repudiándote por que me das la espalda del otro lado de la cama.


5:30 p.m.

Camino, el teléfono no suena, y espero que permanezca en silencio por lo menos hasta que te haya olvidado.

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