Los colmenares

Un breve relato que espero sea de su agrado


LOS COLMENARES


Corría el año de 1970, el señor Colmenares acudió como todas las semanas al puesto de billetes de lotería, esperando siempre esa recompensa a su fidelidad e inversión de tantos años.
No lo puede creer, ha visto su número en la lista, no es el premio mayor pero si el segundo premio más importante de toda la lista, casi se va de espaldas y hasta la tos crónica que lo ha asediado por tanto tiempo, desaparece por un momento. Vuelve la vista a la publicación, y sí en efecto, el número es correcto.
Corriendo llega a su casa, le cuenta a Sarita su esposa y con incredulidad ella le dice:
- ¿Otra vez vienes borracho viejo?
- No, claro que no, es en serio mujer, nos sacamos la lotería.
Por sus mentes cruzaron diversas formas de darle utilidad al dinero, mientras pasaron los días y con ellos los trámites para cobrar el dinero, recibirían dos millones de pesos que estarían pronto en los ahorros familiares.
Una vez con el dinero en las manos en señal de abandono a la vida de pobreza, el señor Colmenares amarro sus tenis viejos, salió de la vecindad y los aventó con toda la fuerza que el anhelo de una nueva vida le daba. Eran unos tenis blancos con una franja roja, hechos de lona y con la suela muy gastada, de agujetas casi por completo grises que ahora lucirían en los cables que estaban afuera de la casa ubicada en Juventino Rosas 145, de la colonia Peralvillo.
José Juan, era el hijo más grande de la pareja Colmenares, desde los 20 años había sido el dolor de cabeza de sus padres, el alcoholismo que por casi diez años padecía, empezaba a llevarle a la separación de la familia. Cuando se enteró de la noticia del dinero, corrió a pedir perdón a sus padres, quienes le hicieron prometer no volver a tomar.
El 23 de junio de 1971, el cadáver del señor Colmenares se velaba en la que fuera hasta ese momento la casa donde vivió con su esposa y sus dos hijos. Rubén se encontraba trabajando en Veracruz en una refinería y José Juan había vivido ahí toda su vida, sin acabar la escuela, sin trabajo, sólo atendía el pequeño negocio familiar “La tortillería Colmenares”.
La causa de la muerte no se supo exactamente, todos dicen que fue pulmonía; doña Sara nunca quiso volver a tocar el tema. Seis meses después José Juan una noche llegó borracho, decía que quería dinero, el que por su puesto no estaba a la vista, sin embargo, gritó y amenazó hasta que decidió golpear a Sarita. Buscó en una caja de madera donde se guardaba el jabón y encontró cientos de monedas de plata, las que habían sido adquiridas con el dinero de la lotería. Tomó varios puños los echó en sus bolsas del pantalón y en un morral café de pana, después salió corriendo de la vecindad, lo último que pudo recordar fue que hacía tanto viento frío que los tenis colgando de los cables se movían con la fuerza del aire.

No se supo más de él, de las cantinas de Peralvillo desapareció, dicen que se fue a Michoacán, luego de vivir un tiempo por Chapultepec, Sarita murió seis días después de la golpiza. Los vecinos aseguran que después de la muerte del matrimonio, se escuchaban pasos huecos cruzando las habitaciones y que un resplandor rojo por las noches se hacía presente en los jardines de la vecindad.

Todos cuentan que José Juan salió huyendo de la ciudad de México, pues un día despertó después de una borrachera, se levanto para ir al baño y cuando regreso a la habitación junto a sus zapatos encontró aquellos tenis que su padre aventó a los cables, afuera de la vecindad de Peralvillo.

2 comentarios:

Tragabolas dijo...

¡¡¡Ole, ole y ole!!! Qué relato más bonito. Eso es arte y no lo que tiene el museo del Prado.

aZuL-eTèReA dijo...

Jajajaja gracias Tragabolas pero jeje también quiero conocer el museo.. jiji

menos dias para tu llegada jjuju yeah!


bsitos