Como toda buena historia...

Es reconfortante recorrer las calles de esta ciudad abordo del transporte público que en mis viajes más profundos se asemeja a una vitrina grande donde a más de trasladarnos se nos muestra como en galeria. Seres y seres que deambulan por las calles y que te regalan un segundo de su vida para corresponder tu mirada, quizá una buena sonrisa para alentar el día, probablemente el recordatorio inequivoco del porque es mejor no cruzar ni las miradas en este lugar plagado de histeria colectiva, gritos, empujones, "arrimones" ¿y por qué no? una muy buena historia que contar.
Para todo el que escribe resulta motivante cualquier situación cotidiana que le implique crear una historia con infinidad de personajes. En mi caso he decidido empezar con la hora, lugar y fecha exactos...
15:52 del día jueves 19 de julio del año 2007, sobre un microbus dirección Penitenciaria - San Lázaro, me encuentro esperando a que el tiempo pase y el recorrido que he memorizado ya por casi 4 años llegue a su fin; sin más atracción que mirar a los vendedores de alegrías, chicles, dulces, mueganos y garapiñados, escucho a lo lejos una sirena, sin duda pensé, una ambulancia que solicita pasar inmediatamente.
De pronto una serie de patrullas se arremolinaban por pasar, si se pudiera claro, sobre el mismo microbus en el que viajaba, una ola de miradas se posaron ante ellas y los automóviles atendieron el grito de " con precaución, automoviles, con precaución den paso" que a más de asemejarse a la voz de autoridad, parecía la parodia mas cruel del "Señor Justicia".
Pasaron y la tensa calma volvió a la calle, a los autos y finalmente al microbus que era mi refugio por 4 pesos, sentada y en el impulso de darle un toque de emoción a mi vida, pedía en mis pensamientos que alcanzaramos a las patrullas.
Dos minutos después cuando logramos pasar el cruce donde pensé las alcanzariamos, magicamente el silencio me indico que el olfato de persecución me habia fallado. ¡Demonios! -grite-, realmente lo murmuré...
Llegamos a una parada más donde la gente sube y baja, mientras la sangre recorría mis venas recordando el morbo que sentía por saber a donde se dirigían las patrullas.
No lo podía creer, una historia más inconclusa solo porque el microbus, no tenía la intención de dar emoción a su vida, y no decidió seguir las patrullas a toda velocidad.
Momento... medite un segundo, respiré y retome mi posición de resignada ante la cotidianeidad del momento, algo interesante debe suceder en el camino, unos individuos promocionaron un anexo para las adicciones, una señora casi cae en un arrancón, nada que pudiera quitarme la sensación de la sirena en mis oídos, ni la voz interna que me sollozaba "como toda buena historia" una persecución es el mejor principio...
Baje del microbus ataviada por el sol de la tarde, que al menos me permitió llegar un día de la semana seca a mi casa. Sin mucha energía, aborde el siguiente microbus que me llevaría hasta la esquina de ese hogar tan ansiado que me estaría esperando con comida caliente y un buen libro para desahogar mis deseos de acción.
Todo parecía transcurrir sin novedad hasta que por fin la historia renació, multitudes en las aceras, patrullas en los costados del camellón que rodea la avenida Eduardo Molina, congestionamiento vial en el cruce con el circuíto interior, desconcierto, miradas atónitas.
Ahí estaba, mi historia por la que esperé toda la tarde, no se si era la de la persecución de hacía rato, en realidad no me importaba, sólo quería dar seguimiento al instinto policiaco que últimamente me ha nacido de la nada, esa manía de saber más allá del "muertito" o saber por que la patrulla detiene a tal o a cual, en fin, mi mirada se centro en los detenidos, eran dos uno dentro de la patrulla otro era interrogado a nuestro paso abajo de los automóviles, por el tránsito lento deducía que algo tenía que ver con los trailers que se encontraban estacionados en el carril de vía rápida de la avenida.
Imaginé un gran choque, un atropellamiento, un trailer atorado en el circuíto.... No, en verdad no era nada de eso.
Si la moda evoluciona, el crimen también, así como la tecnología avanza, los robos y sus ejecutantes cada vez son más sofisticados.
En efecto, mi historia que casí podía vislumbrar en un reporte policial, Trailer con placas del Estado de México, fue interceptado por ladrones quienes se dieron a la fuga, y en un golpe de suerte de las autoridades, fueron detenidos infraganti.
El resto del camino hacia mi casa fue triunfal, una sonrisa de plenitud se pinto en mi rostro, un encuentro casual con el destino que nadie quisiera vivir, es mejor disfrutarlo como toda buena historia....

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